Quitamos la música, la poesía, el teatro..., ¿qué va a quedar?
Sin duda hay otros problemas y consideraciones mucho más importantes, el hambre, la explotación infantil, la guerra, la destrucción de nuestro medio ambiente, las injusticias y una larga lista de carencias y desatinos que nos empobrecen como personas.
Desde la prehistoria, los sonidos, en cualquiera de sus formas, nos han identificado como seres humanos.
La palabra fue transmisión del saber, de la religión, de leyendas, mitos y fue disfrute.
La música y los sonidos, existen desde nuestros comienzos como seres humanos, que los crean, expresan y se deleitan con ella.
El teatro, que comenzaría con viejos ritos prehistóricos, es esencial en la expresión humana.
Todas estas ARTES forman parte de nuestro ADN.
¿Qué hacemos con estas expresiones de nuestros sentimientos y emociones?
Directamente, quedan reducidas a lo mínimo.
Todo se compra y se vende -decía una canción- y si no produce dinero, se deshecha o se aparta como improductivo o inútil.
Me apena que, en nuestro gran siglo XXI, en la etapa que creemos más avanzada de la sociedad, seamos tan ineficaces que tengamos que asistir al empobrecimiento de todas estas artes esenciales. Me apena que los que llamamos "poderes públicos" lo desprecien. Pero aquí no entro en "políticas", que es otro cantar.
Sólo me quedo con una foto fija de lo que me sugiere la desaparición de un coro. Y es una foto gris.
Y de los teatros y charlas o conferencias culturales. Con los focos focos apagados y bajado el telón.
Es como asistir a nuestra propia decadencia. Menos mal que hay otros animales -decimos, no racionales- que se libran de "recortes". Y, si les quitan su forma de expresarse, se defienden muriendo.
En fin, se me ocurría todo esto ayer, mientras cuidaba las plantas de mi huerto, pensando que todavía hay niños que creen que los tomates, las cebollas y el pan, salen de los mercados. Arranqué muchos hierbajos a las 5 de la tarde, con mucho calor y rabia.
