domingo, 14 de mayo de 2017

EL SUEÑO, NECESARIO Y PATOLÓGICO

EL SUEÑO, NECESARIO Y PATOLÓGICO (María Artés Amate)

Pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo pero a pesar de ello, en muchos casos, 'maldormimos'. En consecuencia, podemos padecer diferentes trastornos psicológicos denominados trastornos del sueño.

Se conoce al sueño como un estado regular, recurrente y fácilmente reversible del organismo que se caracteriza por una relativa inactividad y un gran aumento del umbral de respuesta antes los estímulos externos comparado con el estado de vigilia, es decir, como aquella parte del ciclo circadiano normal en la que una persona deja de responder al ambiente.

El sueño depende de numerosos factores conductuales y de la integridad de muchas estructuras neurales y mecanismos corporales para llevarse a cabo efectivamente.

La cantidad y calidad del sueño varía notablemente entre individuos y con la edad.

Podemos señalar dos estados diferentes: uno en el que la persona respira con lentitud, de forma regular y cambia periódicamente de posición, y otro en el que la respiración es errática y no se contemplan amplios movimientos corporales, excepto ligeras contracciones de la cara y las extremidades. El paso de uno a otro de estos estadios tiene lugar continuamente a lo largo de la noche hasta que el individuo se despierta por la mañana.

Las personas mayores tiende a dormir menos (unas 6 horas), tiene una mayor fragmentación del sueño. Por otra parte, los recién nacidos duermen unas 16 horas y media diarias, disminuyendo a 14 horas a los seis meses. A los 2 años se duerme unas 12 horas y media (incluida la siesta) y a los 6 años el tiempo para dormir se reduce a unas 11 horas (y sin necesidad de siesta). A los 10 años la media desciende a 10 horas y en la adolescencia (de 15 a 19 años) se suele dormir de 7 horas y media a 8 horas.
Los principales trastornos del sueño, entre otros, son: insomnios (despertares nocturnos frecuentes), hipersomnias y trastornos por somnolencia excesiva, trastornos del ritmo circadiano (modificaciones en el ritmo sueño/vigilia o de funcionamiento del reloj biológico) y parasomnias (conductas o acontecimientos fisiológicos anormales que ocurren asociados al sueño; sonambulismo, bruxismo, pesadillas...).

Los somníferos y otros medicamentos sólo pueden aliviar los síntomas agudos del insomnio, pero no son una solución a largo plazo (los somníferos solo se deben administrar unas semanas).

Las técnicas de relajación como el entrenamiento autógeno o la relajación muscular progresiva pueden ayudar a quedarse dormido antes y a tener un sueño más largo. Pero no mejoran el sueño, por lo que no contribuyen al efecto de descanso y recuperación del sueño. Por otro lado, las terapias conductuales pueden mejorar el sueño, pero no prolongarlo. Una combinación de técnicas de relajación y terapia del comportamiento es la terapia apropiada para algunos trastornos del sueño.
Para algunos casos, existe un tratamiento del insomnio para cambiar sus hábitos de alimentación y estilo de vida y desarrollar una higiene del sueño saludable:

·         Una buena cama y un buen colchón son esenciales para un sueño reparador.
·         La cena no debe ser demasiado tarde, ni demasiado picante o copiosa. Los alimentos difíciles de digerir tomados durante el día pueden también interferir en el sueño.
·         Es importante irse a dormir sólo cuando uno se sienta cansado.
·         Mantener un horario de sueño regular.
·         No estar demasiado tiempo en la cama aparte del tiempo de dormir.
·         No tomar bebidas con cafeína como café, té negro o cola, ni medicamentos con cafeína, de 4 a 6 horas antes de acostarse.
·         No fumar antes de acostarse ni durante la noche.
·         Procurar descansar suficiente y que el dormitorio esté oscuro. Ventilar el dormitorio. La temperatura no debe exceder los 18 grados centígrados.
·         No practicar inmediatamente antes de dormir ningún deporte físicamente exigente porque de lo contrario se estimula demasiado la circulación.
·         No beber bebidas alcohólicas antes de ir a la cama. Un vaso de vino o cerveza pueden tener efectos de inducir el sueño, pero la última copa diaria y el consumo excesivo de alcohol en la evolución posterior, así como el abuso del alcohol, pueden causar trastornos del sueño en el transcurso de la noche.
·         Evitar dormir mucho durante el día.

Vía|Caballo, V.E., Navarro, J.F., Sierra, J.C., (2001) Manual de psicología clínica infantil y del adolescente. Ediciones pirámide. Cap. 8.

De: http://queaprendemoshoy.com/el-sueno-necesario-y-patologico/