El juego sucio de muchos medios de comunicación (traduciendo aquél viejo dicho latino: calumnia, que algo queda), sumado al analfabetismo político de una buena parte de la ciudadanía y a cierta indiferencia o pasotismo de otra gran parte de esta misma, dan como resultado una sociedad en la que se aprecia el padecimiento de cierta sordera y ceguera agudas y crónicas de dificultosa curación.
Este déficit informativo se convierte en una especie de complacencia, un hacer la vista gorda y manga ancha hacia nuestros representantes en los partidos políticos, que han vivido y siguen viviendo a costa de lo público durante muchos años; que dictan Normas y Leyes que dejan sin vivienda, sin comida y sin recursos a mucha gente de nuestro país, provocando crisis y sufrimiento; que se han corrompido, malversando el dinero de todos y han producido pobreza, desigualdad y grandes desequilibrios sociales.
Los medios de comunicación nos golpean a diario con sus opiniones, más que informaciones, sobre acontecimientos reprobables, actuaciones delictivas de unos y otros, desatinos de difícil digestión, que deberían provocar sólidas y razonables opiniones y reacciones al respecto.
Pero estos complacientes ciudadanos, se abandonan a devorar lo que no les hace pensar o reflexionar. Y la falta del más mínimo esfuerzo por poner algo de razón en lo que piensan al respecto, hace que traduzcan su falta de información, de argumentos y de datos, en una irracional y tímida exigencia para que se presenten fórmulas mágicas que les solucionen de forma inmediata todos los problemas que, causados por los otros, aquejan al país. Y todo, por supuesto, sin que estos ciudadanos tengan que mover ni un solo dedo. ¡Faltaría más que tuvieran que hacer algo! Si me apuran, hasta sin ir a votar. Es la absurda comodidad de que les den todo hecho.
Resultan inútiles las explicaciones sobre las posibilidades de efectuar cambios en distintas políticas sociales, reajustes en los fallos que tenga el sistema, soluciones diferentes, nada les sirve. Se ha de solucionar todo sin molestarles; algunos dicen que los políticos cobran para eso… Y no se dan cuenta que la política la hace la gente.
No sé cómo resulta tan difícil combatir esta cerrazón que impide ver, oír y pensar, cómo es tan difícil hacerles ver que una sociedad la construyen los ciudadanos, que ellos mismos son los actores, los políticos que ponen a unos representantes suyos a trabajar.
Algunos de ellos han visto evolucionar la sociedad con sus aciertos y fallos y han tenido la suerte de haberlo vivido en primera persona. En buena lógica, serían quienes podrían apoyar la necesidad de un cambio, quienes tienen más experiencia para opinar, remover conciencias y elegir lo mejor. Pero les puede, muchas veces, el egoísmo, su pensioncita, su trabajito, y no piensan en los que vienen detrás. Mejor, que me quede como estoy.
La manipulación a través del miedo. Y muchos de los que vienen detrás, hijos y nietos de los anteriores, parecen haber nacido cansados y…como que esto no va con ellos.
¿Hemos cogido el camino de la sensatez o vamos como pollos sin cabeza? Lo que es seguro es que veremos los resultados.
Y luego, igual es tarde y seguimos por la linde, aunque se haya acabado…
Azanatos
Este déficit informativo se convierte en una especie de complacencia, un hacer la vista gorda y manga ancha hacia nuestros representantes en los partidos políticos, que han vivido y siguen viviendo a costa de lo público durante muchos años; que dictan Normas y Leyes que dejan sin vivienda, sin comida y sin recursos a mucha gente de nuestro país, provocando crisis y sufrimiento; que se han corrompido, malversando el dinero de todos y han producido pobreza, desigualdad y grandes desequilibrios sociales.
Los medios de comunicación nos golpean a diario con sus opiniones, más que informaciones, sobre acontecimientos reprobables, actuaciones delictivas de unos y otros, desatinos de difícil digestión, que deberían provocar sólidas y razonables opiniones y reacciones al respecto.
Pero estos complacientes ciudadanos, se abandonan a devorar lo que no les hace pensar o reflexionar. Y la falta del más mínimo esfuerzo por poner algo de razón en lo que piensan al respecto, hace que traduzcan su falta de información, de argumentos y de datos, en una irracional y tímida exigencia para que se presenten fórmulas mágicas que les solucionen de forma inmediata todos los problemas que, causados por los otros, aquejan al país. Y todo, por supuesto, sin que estos ciudadanos tengan que mover ni un solo dedo. ¡Faltaría más que tuvieran que hacer algo! Si me apuran, hasta sin ir a votar. Es la absurda comodidad de que les den todo hecho.
Resultan inútiles las explicaciones sobre las posibilidades de efectuar cambios en distintas políticas sociales, reajustes en los fallos que tenga el sistema, soluciones diferentes, nada les sirve. Se ha de solucionar todo sin molestarles; algunos dicen que los políticos cobran para eso… Y no se dan cuenta que la política la hace la gente.
No sé cómo resulta tan difícil combatir esta cerrazón que impide ver, oír y pensar, cómo es tan difícil hacerles ver que una sociedad la construyen los ciudadanos, que ellos mismos son los actores, los políticos que ponen a unos representantes suyos a trabajar.
Algunos de ellos han visto evolucionar la sociedad con sus aciertos y fallos y han tenido la suerte de haberlo vivido en primera persona. En buena lógica, serían quienes podrían apoyar la necesidad de un cambio, quienes tienen más experiencia para opinar, remover conciencias y elegir lo mejor. Pero les puede, muchas veces, el egoísmo, su pensioncita, su trabajito, y no piensan en los que vienen detrás. Mejor, que me quede como estoy.
La manipulación a través del miedo. Y muchos de los que vienen detrás, hijos y nietos de los anteriores, parecen haber nacido cansados y…como que esto no va con ellos.
¿Hemos cogido el camino de la sensatez o vamos como pollos sin cabeza? Lo que es seguro es que veremos los resultados.
Y luego, igual es tarde y seguimos por la linde, aunque se haya acabado…
Azanatos