miércoles, 1 de junio de 2011

Metidos en harina, al margen de otras consideraciones

No llego a ver muy claro por qué razón hay que ser de derechas, de izquierdas, de centro o de cuarto y mitad de esto y aquello.
No me gusta estar encasillado y prefiero ir por libre.
Creo que se puede cambiar de criterio, incluso puede ser saludable hacerlo de vez en cuando. Lo que hoy defenderíamos como totalmente cierto, mañana puede no serlo tanto.
Quiero decir que, con los años, uno ve que las cosas no son blancas o negras, de izquierdas o derechas.
¿Quién puede asegurar que lo que hoy tenemos como cierto, seguirá siéndolo dentro de 300 años, por ejemplo, aplicando este símil a la ciencia?
Con mayor motivo, ¿cómo no van a cambiar las ideas?
Prefiero quedarme en el mar de las dudas, como Descartes y ser revolucionario, dentro de un orden. ¿Cómo, si no, se pueden mejorar las cosas que se van haciendo?
Seguramente, ante una situación similar, actuaríamos de forma diferente en distintas circunstancias y épocas. No es posible ver una piedra igual cada vez que se la mira.
Mis convicciones, aun pareciendo un contrasentido, las prefiero ligeras, adaptables y duraderas, también, dentro de un orden.
Me gusta más ser junco que poste de hormigón.

Y si miro un poco, y sin muchos prejuicios, a mi alrededor:
Veo mal que el otro día cargara la policía contra una protesta pacífica en Barcelona. Deberían haber sabido gestionar el "conflicto" con más inteligencia. Dejaron en evidencia que los manifestantes van por buen camino.
Los "sabios" (FMI, G20, G8, OCDE, BCE, FED, BM...) y sus ilustrados economistas, antropólogos, politólogos y demás especies intervinientes en la crisis, resulta que no tienen ninguna idea brillante que haga que esto funcione. ¿O es que no quieren?
Lamentablemente, me tengo que inclinar por una respuesta afirmativa, no quieren. Son esclavos de otros que, tal vez no tan ilustrados pero poderosos, les tienen a su servicio.
Bueno, todos moriremos igual, unos en la precariedad y miseria y otros dejando un poder y un dinero incontables. ¡Qué le vamos a hacer! Unos no se pueden llevar la miseria ni otros el poder.
En algún sitio seremos todos iguales, puede que alguno de mis átomos forme parte de una buena bosta junto al de algún ilustrado, político o miembro del G30.

No es tan descabellado pedir mejoras en la democracia, en la sociedad. Dar propuestas para corregir lo que se ha desvirtuado, lo corrompido, lo que no funciona bien. ¿O es que no hay nada que corregir?.
La ética parece brillar por su ausencia en tantas y tantas "eminencias políticas de corbata" que da pena.
Las técnicas de manipulación parecen una asignatura en la Facultad de Ciencias de la Información. ¡Qué bien!
Cabrea la desvergüenza de esos banqueros, empresas y otras subespecies que, expertos en intríngulis financieros, se forran sin el más mínimo pudor, exibiendo su poderío económico con tanta chulería.
Me joroba tanta hipocresía y tanto discurso vacío, no de contenídos, sino de hechos. Que mientan es lo habitual, que prometan, también.
La toma de algunas plazas es ilegal, está mal visto, pero los botellones de todos los fines de semana, se consienten, la policía deja que los que los hacen se emborrachen hasta perder el conocimiento, sean jóvenes, menores o mayores, qué mas da. Esos no suponen un "peligro" para el sistema, están controlados con una pareja de municipales.
El vaso se llena de agua si no se cierra el grifo y el agua se derrama y extiende.
Una gota no lo llena, pero muchas de ellas sí.
(Escrito con letra de color "verde esperanza", por si acaso)