Hoy, los medios de comunicación se encargan de crear opinión, algo que muchos necesitan, incapaces de formársela basados en sus propios razonamientos y conclusiones.
Encontrar información independiente se convierte en una tarea no demasiado fácil, ya que gran parte de ella viene modelada por el medio que la proporciona.
¿Qué creo que sucede en estos tiempos? Los medios han de vivir o sobrevivir entre la jungla de la información diaria. Han de sorprendernos con noticias cada vez más sensacionales, afines a su “línea”, a la línea de sus financiadores. Diría que son sus servidores y esclavos. El resultado de esto para lectores, oyentes o televidentes desemboca en una saturación de información pasada por las respectivas cribas acerca de cualquier cosa. ¿Cómo conseguir ser “los que más”? Con las noticias más sensacionalistas, más llamativas, con primeras portadas increíbles, entrevistas sorprendentes, titulares con gancho…, todo con tal de “vender” más, ser “TT” en twitter o en el EGM. Nos saturan con la difusión lo que sea, lo repiten hasta la saciedad, lo inflan, lo deforman, lo informan (las menos veces), lo amplían, lo colorean y lo exprimen hasta que empiezan a percibir que la audiencia baja y entonces salen a la caza de algo nuevo.
Si echamos, un poco nada más, la vista unos meses atrás, podemos comprobarlo. Algo que pasa ha de ser aplastado y superado por otro algo más fuerte. Cuando la ola se adentra en el mar, esperamos que venga otra y así sin parar. Hoy han pillado cazando al rey, pues cuando ya todo el mundo sepa lo que cazaba, con quién iba, dónde era, cómo se llamaba el sherpa, si llovía o hacía sol, si el animal que cazó tenía familia, los tiros que le pegó y demás detalles…, resulta que un loco le ha cortado el cuello a alguien; sangraba, le cayó la cabeza al suelo, fue venganza o… Y ¿cómo superar esto? Con la dimisión de alguien; ¿por qué, cómo, dónde, cuándo?... Luego se ha estrellado un avión. Mientras no haya más carnaza, hay que repetir imágenes, artículos, detalles y quemar completamente la noticia. Y hay muchos medios, por desgracia cada vez más, que utilizan la basura desinformativa, la que se puede oír o ver sin pensar, mientras se pasa el mocho, se hace la comida o se da una cabezada. O, si no, una teleserie.
Mucha gente no sabe con qué noticia quedarse. Es tan difícil analizar todo y no ir de oídas que, por el propio instinto de supervivencia, nos quedamos con lo que nos sirven en bandeja. Lo deseable sería obtenerla de varias fuentes, digerirla, pensarla y sacar una conclusión propia. Opinión sujeta a posteriores ajustes finos en función de las de quienes, quizá con más conocimiento, puedan aportarnos. Así, dispondríamos de nuestra opinión sobre los distintos sucesos diarios.
Y así nos pasa. A veces, el protagonista de una noticia, antes de abrir su boca, ya puede saber por qué ha salido en las noticias, ya han explicado sus motivos, su historia, su vida, han opinado y sólo ha de poner la cara. Si había hecho algo insensato, ya estará condenado y si fue algo plausible, tendrá todos los honores en bandeja.
Y ya está. A por otra. Vuelta a empezar. Así son los “medios”.
Y si no, fíjate y verás.
¿Qué creo que sucede en estos tiempos? Los medios han de vivir o sobrevivir entre la jungla de la información diaria. Han de sorprendernos con noticias cada vez más sensacionales, afines a su “línea”, a la línea de sus financiadores. Diría que son sus servidores y esclavos. El resultado de esto para lectores, oyentes o televidentes desemboca en una saturación de información pasada por las respectivas cribas acerca de cualquier cosa. ¿Cómo conseguir ser “los que más”? Con las noticias más sensacionalistas, más llamativas, con primeras portadas increíbles, entrevistas sorprendentes, titulares con gancho…, todo con tal de “vender” más, ser “TT” en twitter o en el EGM. Nos saturan con la difusión lo que sea, lo repiten hasta la saciedad, lo inflan, lo deforman, lo informan (las menos veces), lo amplían, lo colorean y lo exprimen hasta que empiezan a percibir que la audiencia baja y entonces salen a la caza de algo nuevo.
Si echamos, un poco nada más, la vista unos meses atrás, podemos comprobarlo. Algo que pasa ha de ser aplastado y superado por otro algo más fuerte. Cuando la ola se adentra en el mar, esperamos que venga otra y así sin parar. Hoy han pillado cazando al rey, pues cuando ya todo el mundo sepa lo que cazaba, con quién iba, dónde era, cómo se llamaba el sherpa, si llovía o hacía sol, si el animal que cazó tenía familia, los tiros que le pegó y demás detalles…, resulta que un loco le ha cortado el cuello a alguien; sangraba, le cayó la cabeza al suelo, fue venganza o… Y ¿cómo superar esto? Con la dimisión de alguien; ¿por qué, cómo, dónde, cuándo?... Luego se ha estrellado un avión. Mientras no haya más carnaza, hay que repetir imágenes, artículos, detalles y quemar completamente la noticia. Y hay muchos medios, por desgracia cada vez más, que utilizan la basura desinformativa, la que se puede oír o ver sin pensar, mientras se pasa el mocho, se hace la comida o se da una cabezada. O, si no, una teleserie.
Mucha gente no sabe con qué noticia quedarse. Es tan difícil analizar todo y no ir de oídas que, por el propio instinto de supervivencia, nos quedamos con lo que nos sirven en bandeja. Lo deseable sería obtenerla de varias fuentes, digerirla, pensarla y sacar una conclusión propia. Opinión sujeta a posteriores ajustes finos en función de las de quienes, quizá con más conocimiento, puedan aportarnos. Así, dispondríamos de nuestra opinión sobre los distintos sucesos diarios.
Y así nos pasa. A veces, el protagonista de una noticia, antes de abrir su boca, ya puede saber por qué ha salido en las noticias, ya han explicado sus motivos, su historia, su vida, han opinado y sólo ha de poner la cara. Si había hecho algo insensato, ya estará condenado y si fue algo plausible, tendrá todos los honores en bandeja.
Y ya está. A por otra. Vuelta a empezar. Así son los “medios”.
Y si no, fíjate y verás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario