EL SUEÑO,
NECESARIO Y PATOLÓGICO (María Artés Amate)
Pasamos
un tercio de nuestras vidas durmiendo pero a pesar de ello, en muchos casos, 'maldormimos'.
En consecuencia, podemos padecer diferentes trastornos psicológicos denominados
trastornos del sueño.
Se conoce
al sueño como un estado regular, recurrente y fácilmente reversible del
organismo que se caracteriza por una relativa inactividad y un gran aumento del
umbral de respuesta antes los estímulos externos comparado con el estado de
vigilia, es decir, como aquella parte del ciclo circadiano normal en la que una
persona deja de responder al ambiente.
El sueño
depende de numerosos factores conductuales y de la integridad de muchas
estructuras neurales y mecanismos corporales para llevarse a cabo
efectivamente.
La cantidad y calidad del sueño varía notablemente
entre individuos y con la edad.
Podemos
señalar dos estados diferentes: uno en el que la persona respira con lentitud,
de forma regular y cambia periódicamente de posición, y otro en el que la respiración
es errática y no se contemplan amplios movimientos corporales, excepto ligeras
contracciones de la cara y las extremidades. El paso de uno a otro de estos estadios
tiene lugar continuamente a lo largo de la noche hasta que el individuo se despierta
por la mañana.
Las
personas mayores tiende a dormir menos (unas 6 horas), tiene una mayor fragmentación
del sueño. Por otra parte, los recién nacidos duermen unas 16 horas y media
diarias, disminuyendo a 14 horas a los seis meses. A los 2 años se duerme unas
12 horas y media (incluida la siesta) y a los 6 años el tiempo para dormir se
reduce a unas 11 horas (y sin necesidad de siesta). A los 10 años la media
desciende a 10 horas y en la adolescencia (de 15 a 19 años) se suele dormir de
7 horas y media a 8 horas.
Los
principales trastornos del sueño, entre otros, son: insomnios (despertares nocturnos
frecuentes), hipersomnias y trastornos
por somnolencia excesiva, trastornos del ritmo circadiano (modificaciones
en el ritmo sueño/vigilia o de funcionamiento del reloj biológico) y parasomnias (conductas o
acontecimientos fisiológicos anormales que ocurren asociados al sueño; sonambulismo,
bruxismo, pesadillas...).
Los
somníferos y otros medicamentos sólo pueden aliviar los síntomas agudos del
insomnio, pero no son una solución a largo plazo (los somníferos solo se deben
administrar unas semanas).
Las
técnicas de relajación como el entrenamiento autógeno o la relajación muscular
progresiva pueden ayudar a quedarse dormido antes y a tener un sueño más largo.
Pero no mejoran el sueño, por lo que no contribuyen al efecto de descanso y
recuperación del sueño. Por otro lado, las terapias conductuales pueden mejorar
el sueño, pero no prolongarlo. Una combinación de técnicas de relajación y
terapia del comportamiento es la terapia apropiada para algunos trastornos del
sueño.
Para
algunos casos, existe un tratamiento del insomnio para cambiar sus hábitos de
alimentación y estilo de vida y desarrollar una higiene del sueño saludable:
·
Una buena
cama y un buen colchón son esenciales para un sueño reparador.
·
La cena no
debe ser demasiado tarde, ni demasiado picante o copiosa. Los alimentos difíciles
de digerir tomados durante el día pueden también interferir en el sueño.
·
Es
importante irse a dormir sólo cuando uno se sienta cansado.
·
Mantener
un horario de sueño regular.
·
No estar
demasiado tiempo en la cama aparte del tiempo de dormir.
·
No tomar
bebidas con cafeína como café, té negro o cola, ni medicamentos con cafeína, de
4 a 6 horas antes de acostarse.
·
No fumar
antes de acostarse ni durante la noche.
·
Procurar
descansar suficiente y que el dormitorio esté oscuro. Ventilar el dormitorio.
La temperatura no debe exceder los 18 grados centígrados.
·
No
practicar inmediatamente antes de dormir ningún deporte físicamente exigente porque
de lo contrario se estimula demasiado la circulación.
·
No beber bebidas
alcohólicas antes de ir a la cama. Un vaso de vino o cerveza pueden tener
efectos de inducir el sueño, pero la última copa diaria y el consumo excesivo
de alcohol en la evolución posterior, así como el abuso del alcohol, pueden
causar trastornos del sueño en el transcurso de la noche.
·
Evitar
dormir mucho durante el día.
Vía|Caballo, V.E., Navarro, J.F., Sierra, J.C.,
(2001) Manual de psicología clínica infantil y del adolescente. Ediciones
pirámide. Cap. 8.
De: http://queaprendemoshoy.com/el-sueno-necesario-y-patologico/
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